Mis dos hijos son de la misma madre, evidentemente, y del mismo padre, doy fe, pero son tan distintos que me alucinan. Y no sólo en el plano físico, en el que por cierto no tienen nada en común: uno ojos claros, el otro oscuros, uno pelo liso, el otro rizado, bla, bla, bla...., sino también en su carácter, en su forma de ser, de crecer, de todo. Eso sí son los dos guapos a rabiar, qué voy a decir!!!
Así que como madre lo que he hecho y tengo que hacer en la crianza del mayor, poco me sirve para extrapolarlo al pequeño. Uno me salió muy dormilón, y el otro no duerme una noche de tirón ni que lo maten, xddd!!! Uno es muy tranquilo y el otro es puro nervio. El mayor siempre iba pasado de peso y de altura sobre todo los primeros meses de vida, ahora ya no tanto, sólo de altura, y el peque es un palo, sopla el viento y se lo lleva. En fin que son tan antagónicos que a veces me pregunto si es que no tuve un affaire secreto y me quede encinta y no me acuerdo de nada. Sino fuera porque físicamente el pequeño es un calco de su padre de bebé daría para sospechar... jajaja!!!
Todas estas diferencias me sorprenden pero a la vez me agradan, porque la verdad es que cada día es una aventura en mi casa. Y como una ya tiene unos añitos de experiencia como madre, la seguridad con la que una suele afrontar los ires y venires diarios de mis retoños es más grande. Además como sé que el peque es mi último bebé, lo estoy disfrutando muchísimo, sin complejos, sin hacer caso de los comentarios de quienes me ven como una malcriadora nata, sabiendo que cada achuchón, cada abrazo y cada beso son un tesoro, tirándome el mundo por montera, porque luego crecen, y con cinco años a veces tras un fuerte apretón te miran con cara de... ¿mamá qué narices estás haciendo? Actitudes que me suelen resbalar y a las que respondo contestando: "Tú eres mí tesoro y te achucho porque sí". Aisss pobrete!! Si es que tiene que tener santa paciencia con la "osa amorosa" que es su madre. Solo espero que el peque sea en esto también distinto y con cinco años me siga agradeciendo mis dosis extra de amor infinito.
En fin que no hay dos iguales, ni tres, ni cuatro, ni cinco.... Pero yo los sumatorios superiores ya no estoy por la labor de comprobarlos.
Así que como madre lo que he hecho y tengo que hacer en la crianza del mayor, poco me sirve para extrapolarlo al pequeño. Uno me salió muy dormilón, y el otro no duerme una noche de tirón ni que lo maten, xddd!!! Uno es muy tranquilo y el otro es puro nervio. El mayor siempre iba pasado de peso y de altura sobre todo los primeros meses de vida, ahora ya no tanto, sólo de altura, y el peque es un palo, sopla el viento y se lo lleva. En fin que son tan antagónicos que a veces me pregunto si es que no tuve un affaire secreto y me quede encinta y no me acuerdo de nada. Sino fuera porque físicamente el pequeño es un calco de su padre de bebé daría para sospechar... jajaja!!!
Todas estas diferencias me sorprenden pero a la vez me agradan, porque la verdad es que cada día es una aventura en mi casa. Y como una ya tiene unos añitos de experiencia como madre, la seguridad con la que una suele afrontar los ires y venires diarios de mis retoños es más grande. Además como sé que el peque es mi último bebé, lo estoy disfrutando muchísimo, sin complejos, sin hacer caso de los comentarios de quienes me ven como una malcriadora nata, sabiendo que cada achuchón, cada abrazo y cada beso son un tesoro, tirándome el mundo por montera, porque luego crecen, y con cinco años a veces tras un fuerte apretón te miran con cara de... ¿mamá qué narices estás haciendo? Actitudes que me suelen resbalar y a las que respondo contestando: "Tú eres mí tesoro y te achucho porque sí". Aisss pobrete!! Si es que tiene que tener santa paciencia con la "osa amorosa" que es su madre. Solo espero que el peque sea en esto también distinto y con cinco años me siga agradeciendo mis dosis extra de amor infinito.
En fin que no hay dos iguales, ni tres, ni cuatro, ni cinco.... Pero yo los sumatorios superiores ya no estoy por la labor de comprobarlos.
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