Ir al contenido principal

Pinterest, Divinity y otros inventos infernales...

No voy a perder jamás a la freaky que llevo dentro, a Dios pongo por testigo, como Escarlata O'Hara. Disfruto como una enana viendo semanalmente mi dosis de zombies en The Walking Dead, sueño con disfrazarme de Darth Vader cada Carnaval, e inculco a mis hijos mi amor por el cine, con los títulos que en los ochenta a mí me hicieron amar tanto el séptimo arte, poniéndolos delante de la tele por ejemplo cada vez que emiten Los Goonies o cualquier parte de la trilogía de Regreso al Futuro. Esto es así.

Pero un buen día ya hace unos cuantos meses descubrí una red social muy femenina y coqueta que me cautivó ipso facto, me refiero a Pinterest. Empecé a montar mis tableros de decoración, moda y DIY, y a soñar con tener un salón muy nórdico y un armario perfectamente ordenado por colores. Pensé que tenía fiebre pero se ve que no. Lo que me sucedía era que literalmente me estaba convirtiendo en adicta a este invento del demonio. De repente me di cuenta que cada vez que zappineaba en la tele acababa viendo algún programa de decoración en Divinity. E incluso soñaba despierta con coger brocha y pintura y cambiar en una tarde de sábado la tonalidad de la pared de mi habitación. Volví a imaginar que tenía fiebre, pero no, era otro síntoma claro y conciso de mi terrible nuevo vicio.

Llegado a este punto de mi vida he de confesar que cada vez que cojo el móvil o la tablet lo primero que miro es Pinterest. Admito francamente que Facebook me cansa y Twitter me satura, que hasta las conversaciones de Whatsapp me superan a ratos. Sólo Pinterest me relaja, evade y transporta a un mundo fabuloso de casas ordenadas, tartas perfectas y peinados de ensueño, y por cierto no hablo de Wisteria Lane. Hasta aquí no hay problema, pero el problema empieza cuando empiezo a crearme necesidades que antes no tenía como cocinar compulsivamente recetas con hojaldre que engordan ni se sabe, ver looks maravillosos y "necesitar" adquirir una camiseta determinada con estrellitas, o unas botas de montar de color negro, argggggg!!!! Eso perjudica mi moral y mi bolsillo. Malo. Que no está el horno para bollos. Por no decir con que sueño compulsivamente con reformar mi cocina. Peor me lo pones.

Así que en estas tesituras ando yo cuando no se me ocurre otra ocurrencia que enseñar a mis ideales y feminísimas compañeras de trabajo mi descubrimiento. Y ahí si que la pifio de pleno. Porque ahora el Pinterest no está solo en mi cabeza, sino en cada una de las conversaciones de pasillo y café en mano. Y eso es aún peor. ¿Quién me mandó meterme en este fregado? Aisssss!!!!! Nunca aprenderé.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa 

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA