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El "bueno" de Don Draper.

En esta última temporada, última de verdad porque ya no habrá una octava, qué pena, el "bueno" de Don se pasa el tiempo con carita de no haber roto un plato en su vida. Mi Don Draper, el que admiré desde el mismo capítulo piloto, el chico malo, fumador, bebedor, mujeriego, chulesco, ¿dónde está? La vida le ha dado muchos palos, está claro, y ahora se está redimiendo, ¿o no?

ATENCIÓN SPOILERS.

Su mirada es tierna, como arrepentida, pero aún así como siempre parece que sigue escondiendo algo. Está acostumbrado a los secretos y a las mentiras, a ocultar tanto en su vida, que al final todo le pasa factura.

En el 7x03, el último capítulo visto por servidora, que no el último emitido, otra mentira hacia su esposa le sirve para que ella decida apartarlo de su vida. Megan, la dulce Megan, la que le ha cambiado, esa misma, llora y le suplica: "I'm your wife, stop pushing me away with both hands". Esa escena, fantástica en mi opinión y muy sutil, como casi toda la serie y en especial esta temporada, contiene mucha información. Megan está cansada de no formar una pareja de verdad con Don. No hay implicación por su parte, no hay compromiso, y eso la agota. Otra mentira, que es otra gota que colma el vaso, y que se refiere al propio despido del trabajo, la hace explotar y decir basta.

A la agencia también regresa un Don cabizbajo, desubicado, la ausencia de Roger lo acaba de fastidiar aún más. Nadie sabe que vuelve al trabajo y cuando al final los socios, con muchas reticencias, aceptan este regreso un cúmulo de condicionantes le auguran un futuro muy gris al "genio" que lo ha echado todo a perder.

En la relación con Sally, su hija, también hemos visto en capítulos anteriores un Don que intenta acercarse a ella, no con demasiado éxito. La pobre ya harta de su padre descubre más mentiras que le corroboran una vez más lo poco que ha cambiado su progenitor.

Finalmente no deja de sorprenderme que el mujeriego que siempre fue parece que está dormido, los coqueteos de la azafata del avión en el que viaja a Los Angeles con asiduidad e incluso los de una chica en el restaurante en el que come con sus otros "pretendientes" laborales son ignorados de una manera casi increíble para las hormonas "draperianas".

En definitiva Don está distinto, y lo mejor de todo es que no tengo ni idea qué futuro le puede esperar, quedan tan solo 11 capítulos para desvelar qué final Matthew Weiner tiene pensado para nuestro hombre. Pena que hasta 2015 no podamos conocer el desenlace.


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