Definitivamente y aunque los termómetros traten de demostrar todo lo contrario la verdad es que este verano de 2014 ya empieza a tocar su fin.
Ha sido un verano distinto a los demás por una simple y llana razón, mi socio al estar en paro ha estado en casa con los niños, y por ende, más tiempo conmigo.
Estar en esta situación no es fácil, no os voy a engañar, y más si pensamos que pasan los meses y no se atisba ni una oferta de trabajo. Pero como yo soy de las que trato de ver el lado bueno de las cosas siempre he de reconocer que este verano ha sido maravilloso.
Hemos hecho esas cosas que aunque en la vida de otras familias es normal nosotros nunca podíamos hacer. El horario y las vacaciones de mi socio en su trabajo anterior eran de locos. Jornadas largas, y fiestas las rojas del calendario sólo. Así que la conciliación familiar y laboral me la chupaba entera yo.
No había paseos en bici al atardecer, o un chapuzón rápido en la piscina a media tarde, ni opción de disfrutar como familia de los días, porque cuando él llegaba tarde todo iba ya con prisas, baños, cenas, rutinas de dormir. Nunca teníamos una tarde para disfrutar relajados y escaparnos a tomar un heladito. Pequeños placeres que hacen que el verano caluroso se haga más llevadero.
Este verano, y con mi horario conciliador en el trabajo, hemos podido disfrutar los cuatro simplemente de estar en familia. Hemos pasado mucho tiempo juntos. Y sí, mi socio se ha dado cuenta que lidiar con los dos pipiolos solo es duro, pero también muy gratificante. Añadamos que le ayudaba que yo tengo un horario de salida de la oficina muy europeo y a las 5 solía estar en casa, si tenía guardia, y sino antes, porque en verano hacemos horario intensivo.
También arañamos unos euros para irnos unos días al norte, un asueto por Asturias, León y Vitoria, después de unos días en el pueblo, un viaje corto pero intenso. Nos encanta viajar y aunque ahora no tenemos la economía para grandes alegrías una escapada más ajustada a nuestro bolsillo era necesaria.
En definitiva ha sido un buen verano, ideal para coger fuerzas para el invierno intenso que me espera.
Ha sido un verano distinto a los demás por una simple y llana razón, mi socio al estar en paro ha estado en casa con los niños, y por ende, más tiempo conmigo.
Estar en esta situación no es fácil, no os voy a engañar, y más si pensamos que pasan los meses y no se atisba ni una oferta de trabajo. Pero como yo soy de las que trato de ver el lado bueno de las cosas siempre he de reconocer que este verano ha sido maravilloso.
Hemos hecho esas cosas que aunque en la vida de otras familias es normal nosotros nunca podíamos hacer. El horario y las vacaciones de mi socio en su trabajo anterior eran de locos. Jornadas largas, y fiestas las rojas del calendario sólo. Así que la conciliación familiar y laboral me la chupaba entera yo.
No había paseos en bici al atardecer, o un chapuzón rápido en la piscina a media tarde, ni opción de disfrutar como familia de los días, porque cuando él llegaba tarde todo iba ya con prisas, baños, cenas, rutinas de dormir. Nunca teníamos una tarde para disfrutar relajados y escaparnos a tomar un heladito. Pequeños placeres que hacen que el verano caluroso se haga más llevadero.
Este verano, y con mi horario conciliador en el trabajo, hemos podido disfrutar los cuatro simplemente de estar en familia. Hemos pasado mucho tiempo juntos. Y sí, mi socio se ha dado cuenta que lidiar con los dos pipiolos solo es duro, pero también muy gratificante. Añadamos que le ayudaba que yo tengo un horario de salida de la oficina muy europeo y a las 5 solía estar en casa, si tenía guardia, y sino antes, porque en verano hacemos horario intensivo.
También arañamos unos euros para irnos unos días al norte, un asueto por Asturias, León y Vitoria, después de unos días en el pueblo, un viaje corto pero intenso. Nos encanta viajar y aunque ahora no tenemos la economía para grandes alegrías una escapada más ajustada a nuestro bolsillo era necesaria.
En definitiva ha sido un buen verano, ideal para coger fuerzas para el invierno intenso que me espera.
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