Llevamos más de un mes en primaria, bueno mi hijo mayor lleva más de un mes en primero de primaria, y al principio fue duro como ya os conté en un post anterior.
Poco a poco parece que el tema va mejorando, él ya va más contento al colegio, no ha habido ningún incidente más con el pipí, y en general veo que está feliz en su nueva etapa escolar. En casa también su comportamiento es mejor, más tranquilo y sosegado. Se le ve menos agobiado.
En cualquier caso sigo preocupada porque aún hay algo que no me acaba de cuadrar, aunque sale contento del colegio, después en el parque, antes de ir la extraescolar de turno si hay, o de ir simplemente a casa, siempre presencio peleas.
Las tardes en el parque con sus amigos antes era un disfrute y ahora no lo son, la verdad. Casi siempre veo burlas, estirones y gritos, y las madres y padres observamos absortos el conflicto sin saber qué hacer. Los niños se van enfadados a casa y por mucho que preguntamos nunca acabamos averiguando qué ha pasado exactamente. Si la cosa sube mucho de tono, intervenimos los mayores pero no logramos nada. Las mediaciones entre niños de primero de infantil alcanzan el nivel de las mediaciones internacionales de la ONU en dificultad, o al menos a mí se me antojan igual de complejas.
El caso es que no entiendo qué sucede. Antes el mismo grupo de niños jugaba tranquilo. Había algún roce pero no era algo repetitivo. Simplemente dejábamos los mayores que lo solucionaran ellos y habitualmente la pelea no iba más allá. Ahora es una rutina. Cada día lo mismo. Y la verdad no lo puedo comprender.
Mi hijo es un bonachón. Desde bebé siempre se mostró muy tranquilo y poco movido. En la guardería tenía fama de bueno. Su profe allí aún sigue recordándomelo cada vez que me vuelve a ver. En casa le inculcamos la no violencia con esmero. Estamos convencidos de que no hay que pegar y predicamos con el ejemplo. Además es muy cariñoso y simpático. No en vano me consta que en el colegio sigue teniendo ese comportamiento en los patios y por supuesto en clase. Por eso no me cuadra que en el parque acabe siempre tensado, iracundo, y además con los que se supone que son sus amigos desde P3.
Su actitud no es individual, es colectiva, lo observo cada día, pero eso no me da ningún tipo de alivio porque veo que cada vez es más tensa la situación. Y la opción de dejar de ir a jugar tampoco me parece demasiado sensata. Su vida social es importante. Debe poder disfrutar del aire libre y de las relaciones sociales, pero no sé si a eso que hace cada tarde se le puede llamar disfrute.
En fin que no paro de dar vueltas al asunto y no sé cómo abordarlo. ¿Tenéis experiencias similares?
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