Ir al contenido principal

Recuperando viejas costumbres....

El hecho de poder hacer un horario en casa más europeo, cenar más pronto y acostar a los niños antes nos ha ampliado nuestro tiempo para nosotros como pareja. A las 10 como muy tarde tenemos a los dos peques durmiendo, cenados, bañados y con el cuento leído, y entonces podemos aprovechar sobre todo para practicar nuestro hobby favorito.... VER SERIES!!!!!

Hemos retomado con ganas Homeland que en su cuarta temporada y ya sin Brody ha retomado fuerza, también hemos hecho lo propio con The Walking Dead y nos hemos adentrado en el mundo de Gotham y Fargo. Seguramente completaremos el grupo con la última temporada de Boardwalk Empire en breve para despedirnos de Nucky Thomson para siempre, y empezaremos con la primera de Halt and Catch Fire, que nos apetece un montón.

Lo bueno de todo esto es que con todas y cada una de ellas yo personalmente disfruto como una niña y me planto delante de la TV emocionada cada noche. Las series me despejan la mente, me sirven para desconectar en esta época de exceso de trabajo, y me hacen deleitarme en cada plano.

De Homeland creo que tras la muerte de uno de sus coprotagonistas en el último capítulo de la tercera temporada los guionistas han logrado subir el listón de su calidad. Carrie Mathison se sale y no deja de sorprendernos a cada punto. Me declaro muy fan otra vez de ese punto de loca de rematar con aires de persona normal y eficaz. Y eso que la serie me llevo el año pasado a un punto en que pensé en tirar la toalla con ella. Eso quedó atrás.

The Walking Dead siempre había sido la serie en la que, con excepción de la primera temporada, había un primer capítulo brutal, otro en medio digno de mención y un final apabullante, pero el resto era relleno. Esta temporada de momento no cumple con esta regla, ya que cada capítulo es más intenso que el anterior. Vamos que nos ha vuelto a enganchar a tope.

Gotham no ha tenido muy buenas críticas entre los entendidos, pero para mí aunque no es una serie de las de culto, sí que lo es una buena serie de entretenimiento, con una ambientación espectacular y unos personajes, sobre todo el Pingüino, muy interesantes.

La gran sorpresa de la temporada ha sido sin duda Fargo. Mi recomendador de series favorito me insistió en que la viera, y no falló. Su humor negro delirante no deja espacio para el aburrimiento. Deliciosa!


A ver qué tal me resulta Halt and Catch Fire... en breve escribiré sobre ello.


Comentarios

Cata ha dicho que…
Pues yo no soy de Tele pero debo confesar que de vez en cuando me gusta verme alguna serie... soy mala, malísima enganchandome a alguna... pero lo que si comparto contigo es la buena costumbre de emplear un horario más europeo para nuestros hijos, incluso para mi misma... el día me rinde más y duermo mucho mejor.
Un saludo grande

Entradas populares de este blog

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa