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Yes, we can!

Del blog Mi vida con hijos que sigo desde hace tiempo y que me encanta he copiado los "grandes hitos del mes de septiembre", para lograr fomentar mi autoestima y dejar de creer que mi vida no me da para nada más nada más empezar este curso.

Como dice Isabel, su autora, las madres, sobre todo las madres, creemos que no hacemos suficiente para llegar a todo cuando en realidad llegamos a mucho. Y para comprobarlo utilizaremos una serie de tips que ella ha desarrollado, en los que marcaremos, o mejor dicho, marcaré mis propios logros. "Amó" a ver que sale...

- Adaptación a nuevos horarios: Creo poder decir con éxito que en poco más de dos semanas en mi hogar hemos logrado acostar a los niños dos horas antes de lo que lo hacíamos en verano. Eso no implica que se duerman ipso facto, vamos que igual les cuesta un porrón de tiempo caer en brazos de Morfeo, pero oye al menos jugamos con dos horas de ventaja. Así que algunas noches incluso podemos sentarnos en el sofá a ver alguna serie y todo... vamos un éxito!

- Procesamiento y prueba de vestuario: Ahí llevo un retraso de órdago, si bien he hecho una primera batida de análisis de la ropa que ya le ha quedado pequeña a mi mayor (cuento con la ventaja de que el mozalbete se ha puesto tan lozano a lo alto y a lo ancho que prácticamente con un vistazo rápido he podido descartar casi toda la ropa), aún me queda por organizar su armario al completo, y empezar con el del retoño pequeño. Tela, telita, tela, valga la redundancia. En fin que como el tiempo se empeñe en permanecer así de fresco mis niños acabarán con una pulmonía porque siguen yendo en pantalón corto cada día y así lo atestiguan sus mocos colgando. Aissss!!!! Ojalá fuera rica y pudiera tirar directamente del stock de las tiendas de Amancio a golpe de tarjeta y olvidarme de tanta logística avanzada en armarios.

- Gestión de un presupuesto menguante: Menos mal que soy economista y para este tip sí que cuento con todo tipo de herramientas de gestión avanzada (hojas de cálculo de control de gastos, presupuestos detallados, apps financieras,...) que sólo sirven para darme cuenta de que milagros a Lourdes, y que con nuestra nueva situación (mis ingresos normalitos, mi marido estudiante "again" y dos niños que comen como limas y con ansias de aprender cosas) cuadrar mis finanzas es más complejo que la resolución de una ecuación diferencial de grado enésimo. Partidas fijas que no paran de crecer, extraescolares que suben de precio, estómagos sin fondo, en fin... aggggg!!!!!

- Gestión del talento: A colación del punto anterior, el hecho de tener sólo un hijo en edad de talento a gestionar, el otro aún va a la guardería, me da de bruces con la realidad de que en cuanto el pipiolo pequeño crezca voy a tener que hacer malabares aritméticos con el dinero para poder atender a todas las inquietudes intelectuales y deportivas de mis hijos. Que si inglés para su futuro que es vital, y chino y alemán y esperanto incluso. Que si deporte para no acabar como la alma sedentaria sin remedio que es su madre. Que si música para avivar su sensibilidad artística. Etc. etc. etc. Yo acabaré cansada de gestionar tanto talento con mi paupérrimo presupuesto y de paso de gestionar el cansancio que las pobres criaturas arrastraran al final del día con tanta frenética actividad. De momento este punto ha resultado fácil ya que sólo hay un niño en edad escolar y con inquietudes bastante sencillas de satisfacer.

- Planificación del tiempo: Este punto de momento es también poco complejo, si pensamos en lo remarcado en el tip anterior, que sólo hay un retoño en edad de extraescolares, y que de momento cuento con el soporte del padre que a su vez ahora es estudiante y que dispone de más flexibilidad horaria que cuando trabajaba.

- Gestión de crisis: Después de la primera semana, mortal de necesidad, de curso escolar, en la que el pequeño lloraba como un poseso cada vez que entraba en la guardería (lugar al que acude para que su pobre padre disponga de algo de tiempo para avanzar en sus estudios universitarios) y en la que el mayor me confesó que lo de ir al colegio de primaria no le molaba nada, creí que mi mundo se iba a tomar viento fresco y que este curso sería lo más parecido al infierno. Mujer de poca fe era, poco a poco y como ya he ido contando por aquí, las aguas volvieron a su cauce y parece que ir al colegio/guardería no es tan terrible como parece. Veremos cuánto dura la calma chicha.

- Motivación de equipo: Para que el tip anterior no se haga muy grande y las crisis no crezcan como los repollos en el huerto de invierno, hace falta trabajar a fondo el tip que ahora explico: motivación. Hay que lograr que la rutina diaria sea un cúmulo de experiencias motivadoras que nos hagan felices y que nos estimulen en cada paso que damos. El problema es que cuando llevas un día de trabajo a tope en la oficina, te pasas la tarde compaginando las tareas de taxista, cocinera y monitora de ocio y tiempo libre, el agotamiento y la extenuación hacen que tu capacidad motivadora mengüe de manera significativa y confías ciegamente, vamos que delegas directamente, en los otros profesionales que atienden a tu retoño veáse la tutora de la guardería, la maestra de primaria, la profesora nativa de inglés o la monitora de natación para que haga lo propio, mal vamos. Por no hablar de otras capacidades que menguan también repercutiendo en la calidad de la educación a los niños: paciencia, creatividad, intelecto, organización, etc. etc.

- Mediación de conflictos: Si bien los lapsos espacio-tiempo en los que mis retoños están juntos disminuyen sobremanera en la época escolar está claro que viven la misma casa y a ratos coinciden: cenando, jugando, bañándose,.... Y vamos el roce hace el cariño pero también cosas peores, así que mis tareas de mediadora, y las de mi socio, crecen en dificultad ya que los niños también se hacen mayores y sus estrategias se hacen más sofisticadas y sus discusiones más acaloradas. Y ni que decir que el pequeño se hace listo a base de los golpes de la vida, y los desplantes de su hermano. Esto es así.

- Planificación de menús: Este es otro de los grandes caballos de batalla de mi hogar. Cada tarde-noche, cuando llega la hora de hacer la cena una nube gris se instala en mi cabeza y me ciega toda capacidad creativa en la cocina, vamos todo posible atisbo de Ferrán Adrià que pudiera haber en ella. No se me ocurre nada qué hacer para cenar y siempre acabo cocinando lo mismo. Un aburrimiento. De ahí que sea imperiosa la necesidad de planificar menús sanos, económicos y variados para facilitar la ardua e ingente tarea de hacer crecer fuertes y nutricionalmente equilibrados a mis niños y de hacer más sostenible la partida alimentaria del presupuesto familiar. A ver si me pongo a ello.


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