Ir al contenido principal

Arriba, muy arriba, en el monte Sinaí.

El domingo viendo con mi hijo Los Diez Mandamientos en la televisión (sí el niño está interesado en todo lo que tenga egipcios por el medio ya que es el proyecto que trabaja en clase, así que la vimos juntos) me percaté de la difícil tarea que acometió Moisés al liberar a su pueblo de los egipcios y llevarlos a la tierra prometida. No quiero hablar de religión, relajaos, sólo de la historia, y de lo sólo que estuvo en muchos momentos, pero como su liderazgo, y una "ayudita" de su Dios, le llevaron a finalizar su misión con éxito.

Esa soledad y su convicción me admira y me hace reflexionar, porque justo esta semana cuando me miro en mi propio espejo, veo que yo también me estoy sintiendo muy sola en una faceta de mi vida, y aunque trato de buscar en mi capacidad de superación, un modo de salir de este punto que me tiene bloqueada, no logro el éxito de momento.

Y me refiero al trabajo, sí, tengo un reto por delante complicado y creí, me creí más bien, tener apoyos en ese reto, pero ayer me di cuenta de que para nada cuento con eso, que estoy más sola de lo que creía y eso me hizo parar, respirar y reflexionar en cómo puedo cambiar eso.

Siempre he sido una persona que ha creído en sus propias capacidades, he crecido profesionalmente gracias a mi trabajo tenaz y demostrando con hechos que mi valía estaba ahí. No he tenido nunca "padrinos", ni los he querido. He sido una trabajadora independiente y las relaciones profesionales siempre han sido profesionales, nunca he dejado que fueran más allá.

Eso me ha comportado tener conocidos y no amigos en el trabajo, y esa falta de "amiguismo" la estoy notando más que nunca ahora que tengo un puesto de más responsabilidad. No me quejo ni quiero cambiar pero he visto que ser líder implica más cosas a parte de hacer bien el trabajo.

Sé que puedo mejorar mis capacidades, puedo trabajar para conseguir ese punto que me falta, no dudo de mí, pero lo que más me preocupa es que con este paso creo que voy a dejar de ser como soy yo realmente. Quizá perderé parte de mi genuinidad, y eso, me gusta menos...

En fin son reflexiones escritas en días sombríos, puede que vea la luz pronto, puede que no, pero indudablemente no cesaré en mi empeño de lograrlo.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Burning night.

Voy falta de sueño, bueno de sueño y de muchas otras cosas, y puede que eso nuble mi entendimiento, como la solteras nublan el entendimiento de Carlos Baute y lo dejan colgado no precisamente en sus manos cada tarde en esa cosa que se parece a un programa pero que la verdad no acabo de entender muy bien que es y que se llama ELÍGEME. ¿Pero Carlos Baute no prefería a los estibadores portuarios? Siempre lo había creído así pero viendo como desnuda con la mirada a las mocetonas que entran en su plató tengo una duda más que considerable al respecto. En fin a lo que íbamos que tengo la cabeza un poquito atolondrada (ufff esta palabra que acabo de usar era la favorita de la Hermana María, mi profe de mates de 8º EGB, así de repente me ha venido un flash de su imagen a la cabeza, no os digo que no estoy fina...) y puede que eso haga que ande un poco monotemática, pero tenéis que perdonarme, I'm happy, so happy, y no se me puede aguantar, I know. Y es que esta noche... VAMOS A QUEMAR MESTA

No pudo ser.

Breve post para contaros que se ha interrumpido involuntariamente mi deseado embarazo. Volveré cuando esté un poco mejor... Ahora no tengo palabras.

Despertar de nuevo...

Abro los ojos de nuevo al mundo, despierto de una especie de ensoñación o pesadilla más bien, donde el mundo, mi mundo, se estaba desmoronando. Miro hacia mi alrededor y todo sigue bien. Mi sobrino es un bebé sano y regordete que no necesita estar conectado a una máquina y puede salir a pasear cada día por la calle. Nadie lleva mascarilla. No ha habido una avalancha de muertes inesperadas. Puedo abrazar a mi amiga después de un día duro para darle ánimo y nadie me mirará con cara de reprobación. Puedo planificar mi próxima escapada a un concierto, o mi próximo viaje, y no necesitaré un PCR negativo. No hay toque de queda. Puedo ver salir el sol. Comer una hamburguesa en la calle está bien. Hacerlo en una terraza también. No conozco el concepto distancia social. Lo más hidroalcohólico que tengo es el último gin tonic que tomé el sábado pasado. No hay pandemia. Y no he cometido ningún estúpido error. No he visto la cara B de la vida y no quiero verla.  Pero desde mayo tengo una sonrisa